18/7/07

Nivel 13

Casi al mismo tiempo que Matrix, llegó al mercado Nivel 13. La potencia visual de Matrix arrolló lo que se le puso por delante. Nivel 13 tuvo que conformarse con abrirse paso poquito a poco y confiar en el boca a boca de la gente expandiéndose desde las estanterías de los videoclubs.
El tema era el mismo. ¿Qué es lo real? La pregunta se la hacen Morfeo y Douglas Hall.
Lo mejor de los mundos virtuales está en la advertencia de que los sentidos nos pueden engañar. Lo peor está en creer que siempre nos engañan. En cualquier caso no es un debate ocioso porque pone en evidencia el amplio campo que queda abierto para la fe, la superstición, la intuición o la locura. En el fondo tampoco vamos a llegar a grandes descubrimientos porque la única medida del conocimiento pasa por los sentidos. Lo que podamos construir se hará a partir de ellos. Si desconfiamos sistemáticamente, estaremos opositando a la locura.
Creo que hay que reparar en un detalle de Nivel 13 en el que nadie se suele detener: el color. No es meramente una opción estética. Tiene su sentido argumental. 1937 es sepia porque a los programadores les falta afinar. El mundo aparentemente normal tiene un colorido que podríamos llamar normal. Pero el mundo supuestamente real ¿por qué vuelve a tener un colorido distinto? ¿Es otra recreación virtual? ¿Es eso lo que significa el fundido a negro con el puntito luminoso de apagado? ¿Cómo recrean los hombres del mundo real un mundo con colores más ricos que los suyos?
Una matrix dentro de otra matrix.
Un usuario dentro de otro usuario.
Pienso, luego existo. Me parece que utilizar la frase de Descartes como apertura inicial es un tanto pretencioso. Tratando la trama de lo que trata, en donde las certezas son más bien escasas, convendría utilizar mejor la proposición de Chesterton. Creo, luego existo.
No pueden asegurar que piensan.
Creen que piensan.

17/7/07

Verdades ocultas

Es ésta una película de discreto calado que puede pasar sobre la mirada del público general con total indiferencia. Admito que el ritmo no es lo más adecuado para una peli de suspense y que el final puede decepcionar un tanto.
Pero la película tiene sus virtudes.
Forest Whitaker da vida a un detective ceniciento que evoluciona de forma interesante. Creo que ahí está la clave de la película. A mí el final no me decepciona porque creo haber entendido esa progresión.
Julia Stiles es esa secundaria de lujo a la que ves en La sonrisa de Mona Lisa, la saga Bourne, o La profecía y logra que sus escenas se eleven por encima de lo normal. No falla. Por muy poca cancha que le den, se hace un hueco.
Hay varios accidentes de coche. Sin persecuciones, sin efectismos, sin explosiones. Se renuncia al espectáculo para ganar en un dramatismo eficaz.
Recuerda algo a Sangre fácil pero sin el humor de los Coen. Se ve que Kormákur, islandés, viaja con el frío en el alma y un chorrito de buenas intenciones. Cree que el mundo es malo pero que la gente lo puede hacer mejor.

12/7/07

Harry Potter y la Orden del Fénix

Cuando leí el libro y llegué a la batalla entre magos y mortífagos pensé inmediatamente: a ver cómo resuelven esto en la película.
Por muy increíble que nos parezcan las escenas de acción de Bruce Willis, Schwarzenneger o gente por el estilo, sabemos que si un coche se estrella contra un helicóptero vamos a ver una explosión de las buenas, que a un navajazo le sigue un chorro de sangre, a una explosión nuclear una ciudad devastada. Conocemos la causa y el efecto de modo que, aunque la secuencia sea una fantasmada le concedemos credibilidad.
Pero, ¿cuáles son las leyes de la magia? ¿Por qué una sucesión de rayos rojos y azules va seguida de un hombre volando por los aires, una desaparición, un dragón de fuego, un mar de agua? La batalla de magos está bien filmada y es bonita pero no sabemos si tenemos que ponernos en tensión: no hay drama, no hay credibilidad, no hay empatía. Ése es el problema fundamental de Harry Potter y la Orden del Fénix. También es un problema la cantidad de cosas que no se explican; pero se supone que la película va dirigida a quien ha leído el libro y es un interesado husmeador de los pasillos de Hogwarts.
Pese a ello, las dos horas y cuarto se pasan en un suspiro, es entretenida y mantiene el drama, la aventura, la acción, el humor... y el amor.
Me quedo con el personaje de Luna Lovegood, la friqui del colegio, divertida, entrañable, simpática, feliz. Y eso que se dejan tres cuartas partes de la personalidad que tenía en el libro.
La película, a veces, parece producida por el Foro de la Familia, la CONCAPA, y demás personal en contra de Educación para la Ciudadanía. Y eso tiene mucha gracia. E interés. Porque demuestra que Joanne K. Rowling tiene más neuronas aprovechables de lo que generalmente se le supone. Y es que el Ministerio de Magia quiere manipular la educación, mantener el poder y cambiar las asignaturas, con nuevos programas políticamente correctos (la estupidez infantiloide de la no violencia). Es una parodia, sí, pero llega un momento en que cada vez que ves a Dolores Umbridge estás viendo a Mercedes Cabrera. Con la ventaja, a favor de la película, de que Umbridge es graciosa y Cabrera no.
Le recomiendo la peli a la ministra. Aunque no la va a entender.

9/7/07

Jindabyne

Aunque he leído algunas cosas de Raymond Carver, no estoy lo bastante familiarizado con sus obras como para poder deducir su sustancia. Por eso no puedo afirmar si Jindabayne es una adaptación lograda o no de la historia en que se basa.
Es una película críptica, angustiosa y con personajes sorprendentes que van apareciendo justo cuando hacen falta. Durante gran parte del metraje, todos esos personajes, como piezas de un puzzle, te mantiene en vilo. Cuando las encajas, pierde algo de interés. Aun así tiene buenos momentos dramáticos, una música hiptnótica y un ritmo lánguido pero apropiado.
La cuestión, tal y como yo lo veo, es una prueba de amor. Aunque con ese final abierto supongo que se puede interpretar prácticamente cualquier cosa.
Hay quien sabe narrar muy bien la sordidez.

8/7/07

Flyboys

Sentarse a ver esta película es como volver a ver una película de guerra de los años 50. Sencilla, con buenas intenciones, absolutamente previsible y con todos los ingredientes que uno espera. Hay una historia romántica dulzona, camaradería entre los soldados, Jean Reno interpreta a un capitán con mucha manga ancha al que los niños se le acercan instintivamente viendo en él un paternal refugio, James Franco es el héroe que sale de todas y ofrece los convenientes discursos morales...
Hasta las chicas del burdel son tan recatadas que se podría sospechar que lo de la prostitución es un trabajo encantador...
Las secuencias de combate aéreo están bastante bien: les molesta toda la trama restante.

7/7/07

Transformers

Plic.
Tac.
Crashhhhhhhhhhhhhhiiiiiiiiiii
Toc.
Riascaaaaaa... Crrrrrrrrrrrrrrrunchhhh... Boooooom... Crashhhhhhhhhhhhhhiiiiiiiiiii... Tracatrumbatram... Ñiiiiic... Burrrrummm, burrrrumnmmm... trrrrrrrommmms trassshhh chummm.
Ñof, clum, clash, plof. Ñuiquiñuiquiñuiqui, bip, toptap, ram, raam, raaam, raaaaaaaaaaaaaam, requeterrrrraaammmmmmmmm.
¡¡¡BRRRROOOOUUUUMMM!!!
Ziiiiiuuu, ziiiiuuuu, ziiiiiuuuu, splasssh. Chof, chof, chof. Clunc. Potronc, potronc.
Bom, catacloc, plisplas, chunc, mooooic, trancatatranpumplof, sssrrrrrr, cruntrash, blamh.
Kazakatabuuummmm.
Patrumbbb
ZAMBOOMBUUM, BUM, BUM, BARRRRABUMMM.
STRONCH
uf, arf, alfin...
¡¡¡PATACRATARUMPLOM!!!
Fin (?)

6/7/07

La paridad, a freír puñetas

La verdad es que no me preocupa lo más mínimo el hecho de que el Gobierno de España ya no sea paritario. La propia Teresa Fernández lo ha admitido. Después de esforzarse un rato en tratar de explicar que de 7 a 9 sólo hay uno de diferencia, dijo que seguimos siendo el Gobierno más paritario de la Historia. No paritario, pero sí el más paritario.
Me ha quedado la duda de cuál es ahora la diferencia de 8 a 9 pero ése es otro tema.
Lo triste de todo esto es que han despachado a Carmen Calvo con todas las alegrías que nos daba. Por mucho que se esfuerce César Antonio Molina nunca podrá estar a la altura de la ministra saliente. Sólo ella puede creer, en su primera célebre intervención, que el latín Calvo dixit era un insulto en la que la comparaban con los ratoncitos Pixie y Dixie. Sólo ella podía afirmar, en su gran última presencia, que la libertad sexual es la primera de todas. Menos mal que nadie se lo tiene en cuenta porque si no, en nombre del sexo, acabaríamos con la libertad de prensa, de expresión, de asociación...
Para terminar con esta incursión política para la que nos sirve de excusa Carmen Calvo, un amigo me dijo que Zapatero no se parece en nada a Mr. Bean, que las cosas que circulan por internet son montajes fascistas. Así que le he enviado esta foto para acabar con el debate de una vez por todas.

5/7/07

Me llamo Rider: Alex Rider

Entre el estilo infantil de Spy Kids y el adulto de James Bond estaba el púber Superagente Cody Banks. Éste último era tan pésimo que no resulta extraño que Alex Rider: Operación Stormbreaker venga a hacerle la competencia y, definitivamente, a desplazarle.
Alex Rider: Operación Stormbreaker no es ninguna joya y comete el mismo error que Spy Kids, Superagente Cody Banks, Misión sin permiso y otras del estilo para chavales: infantiliza a los adultos y, en especial, a los malos. Lo curioso de Alex Rider: Operación Stormbreaker es que trata al protagonista con seriedad. Alex es responsable y con una madurez apropiada. Por eso chirrían más aún las ñoñerías de los enemigos y, peor todavía, se pierde cualquier tipo de tensión porque los malos no dan la talla.
Lástima. Porque en el reparto están, en el lado de los buenos, Ewan McGregor (dura menos que un paquete de tabaco a la puerta de un colegio), Sophie Okonedo (qué forma de desaprovechar a una gran actriz), Bill Nighy (un jefe del MI-6 con demasiados tics) y Alicia Silverstone (tan tontita como siempre pero me gustó su pelea al estilo Kill Bill versión teen). Y en el lado de los malos Mickey Rourke (si le dejan ser malo de verdad pondría los pelos de punta a todo el patio de butacas), Missi Pyle (tan friqui y pasada de vueltas como en ella es habitual; una especie de prolongación de su personaje en Heroes*) y Andy Serkis (demostrando que fue el Gollum perfecto).
Me quedo con la escena en que Ewan McGregor dispara un par de misilazos con el maletero del coche y revienta a dos motoristas que le seguían. Puro Coyote y Correcaminos.
Se me escaparon unos cuantos bostezos con tanto huir, aprisionar, volver a huir, volver a aprisionar. Ahora bien: me ponen esta película a los 14 años y, al salir del cine, voy corriendo a rellenar la solicitud de inscripción del MI-6.
__________
*Dicho sea de paso: la historia de Heroes en que aparece Missi Pyle (dos episodios) es una de los pocas y descaradas subtramas realizadas con el único objetivo de prolongar capítulos. Es de lo más flojo de Hiro y compañero. Pero, por suerte, está Missi Pyle. Dentro de lo malo, lo mejor.

3/7/07

Tan modosita ella

Me atrevo a recomendar esta película porque logra algo imposible. La última nota mezcla la eficacia hollywoodiense de La mano que mece la cuna y el desconcierto frío de Caché (Michael Haneke). Algo así. No exactamente eso, pero más o menos. El título original, La tourneuse de pages (La que gira páginas) es, por supuesto, mucho más apropiado.
Mélanie es una niña de 12 o 13 años que se presenta a un examen de piano. Mientras toca, la presidenta del tribunal, firma un autógrafo, Mélanie se distrae y suspende. Unos diez años más tarde Mélanie ha dejado la música, ha estudiado Derecho y entra a hacer prácticas en un bufete. Pero cuando ves quién es la esposa del dueño del bufete te das cuenta que Mélanie -tan modosita ella, con su voz suave y sus modales discretos-, está preparando una venganza gordísima. Pero gordísima, gordísima.
No es para el público palomitero de La mano que mece la cuna. Quiero decir que no hay sangre ni sustos. Se trata, como en Caché, de cómo irrumpir en una familia burguesa y de cómo hacerla pedazos desde dentro en su psicología, en sus sentimientos, en su moral. Tanto en su vertiente crítica como en la del suspense, me ha parecido más inteligente esta película de Denis Dercourt que una docena junta de Claude Chabrol.
Aunque, la verdad, no dejo de pensar que habría sido más fácil para Mélanie presentarse al examen del año siguiente.

2/7/07

Timadores

Primero fue Ocean's Thirteen. Película americana de filosofía americana. Alegre, trivial, desenfadada. Lo que importa es que el espectador se lo pase bien.
A la siguiente semana Un engaño de lujo. Película francesa de filosofía francesa. Romanticismo, amor, frivolidad. Lo que importa es que el chico y la chica acaben juntos.
Esta semana Ladrones. Película española de filosfía española. Crítica, sociológica, triste. Lo que importa es que acabe mal.
Con todo lo flojita que es Ocean's Thirteen supongo que me entiendes si la prefiero a las otras.
Un engaño de lujo es tan ligera que es insustancial. A las dos horas de salir del cine ya es difícil tratar de recordar la estructura de la historia.
Después de un siglo de cine, los directores españoles aún no han entendido lo de la fábrica de sueños. Ladrones me parece una de las mejores películas españolas del año. El problema es que me está contando lo de siempre. Desde que aparecen los dos macarras del metro me la supe de memoria. Y con un final demasiado semejante a Collateral. La genialidad de Mia Sarah es que, sorprendentemente, acababa bien. Nadie se lo esperaba.
¿Por qué el público no va a ver cine español? Porque siempre es triste. Y eso no lo arreglan inyecciones de dinero, leyes ni palmaditas en la espalda.