26/12/07

La búsqueda: El diario secreto

Lo que uno acaba buscando en todas estas películas es atisbos de inteligencia. No me preocupa mucho la credibilidad de la acción. Ya sabemos que la emoción de la aventura surge de esa suspensión de incredulidad. Que Indiana Jones pasase desapercibido en un viaje en submarino o que del Arca de la Alianza saliesen rayos y centellas lo aceptábamos con placidez. Por eso no me preocupa que en la Casa Blanca y en Buckingham haya planos secretos o que exista una ciudad de oro bajo el monte Rushmore. Eso era previsible: estábamos esperando a que Nicolas Cage fuese a descubrirla.
Lo que no es aceptable es que Ben Gates diga que va a secuestrar al Presidente de Estados Unidos y el secuestro consista en una mera conversación. Y mucho menos aceptable es que el Presidente, Ben Gates, cuerpos de seguridad y resto del mundo, actúen como si hubiese habido un secuestro cuando todos hemos visto que no hubo tal cosa. Si alguien habla con el Presidente de Estados Unidos a solas ¿pasa a convertirse en un delicuente?
Es increíble lo mucho que hay que retorcer los guiones y lo mucho que hay que contar con la pereza mental de la gente para ser políticamente correcto.

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