14/10/07

Morir todavía

Hubo un tiempo en que la gente hablaba de la última película de Kenneth Brannagh y Emma Thompson con el mismo enfervorizado furor cinéfilo con que se hablaba de la última de Woody Allen. Tenían una amplia afición y admiradores fijos por todas partes. Sus películas eran acontecimientos y acudías al cine para ver una de Shakespeare con palomitas. Este fue uno de los grandes logros de la pareja: el modo tan sencillo con que accedían y exponían a Shakespeare. Shakespeare se hizo palomitero.
Hasta que dejaron de ser pareja. Fue una pena. Para ellos, para los espectadores y para su vida profesional. Todavía hicieron alguna cosa interesante (Emma Thompson ganó el Oscar al mejor guión por Sentido y Sensibilidad) pero dejaron de ser acontecimientos marcados en calendarios con rotulador rojo.
Morir todavía fue la segunda película que dirigió Kenneth Brannagh. Además de él mismo, Emma Thompson y Andy García, estaba Robin Williams cuando aún no le conocía nadie. No era una película shakesperiana.
En cierto modo es hitchcockiana por el modo de concebir la estructura del relato, el cuidado guión y otros detalles como la presencia del sibilante Pete en el papel de gracioso. El suspense estaba garantizado hasta el final y las secuencias del pasado estaban rodadas con tal maestría que parecía una película de la época. No una película ambientada en. Una película de. A veces creías estar viendo fragmentos desechados de El crepúsculo de los dioses. Creo que Kenneth Brannagh quiso rendir un homenaje a Hitchcock con esta película.
Ahora se estrena lo último de Kenneth Branagh, un remake de La huella. Le concederemos otra oportunidad.

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