25/9/07

La noche de la iguana

Al igual que Picnic, La noche de la iguana fue una película que me marcó en la adolescencia. La veo ahora y puedo sacarle muchos defectos: los forzados diálogos para transmitir el barroco dramatismo de Tennessee Williams, la localización en México (no consigue reflejar del todo el estado de febrilidad que pretendía) y cierto grado de rareza pasada de vueltas en el carácter de los personajes.
Una adolescente más peligrosa que una piraña en un bidé (Sue Lyon), una bohemia antitética que planea sobre el mundo (Deborah Kerr) y una madura con un par de efebos que le rondan (Ava Gardner). El hombre al que aniquilan y salvan es un Richard Burton también bastante pasado de vueltas: ex-predicador episcopaliano metido a guía turístico en México.
Todo es demasiado excesivo y, detrás de tanta palabrería, no hay gran cosa clara. Pero hay que admitir que conserva íntegra toda la capacidad hipnótica, todo el poder de seducción que era capaz de utilizar John Huston para mantenerte pegado a sus fotogramas. Turbio. Moralizante.

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