28/8/07

Pobre Excalibur

Contemplar La última legión es algo que se aproxima mucho a drogarse con algún producto psicotrópico con propiedades que te retrotraen al pasado, a películas de piratas, peplum o la Edad Media en sesión de tarde; a personajes como Maciste, Robin Hood o el temible burlón; a Errol Flynn, Burt Lancaster y Charlton Heston; a decorados de cartón piedra, espadas ocultas, cuevas con doble salida y romances tan sencillos como el mecanismo de un chupete.
Colin Firth, en todas sus películas, es un tío tan soso que roza la inanición. Sin hacer nada, absolutamente nada, se liga a Renée Zellwegger o, en este caso, a Aishwarya Rai, toda una Miss Mundo. ¿Alguien me puede decir qué tiene ese tipo que no tenga yo? Pues aquí es el comandante de una legión y cuando suelta el emotivo discurso final no sabía si echarme a llorar de vergüenza ajena o a troncharme de puro jolgorio. Al final opté por reírme, claro.
Aishwarya Rai es una doncella guerrera que ha salido de rebajas y se ha comprado pantalones de explorador en Coronel Tapiocca. Reparte estopa como nadie en escenas de peleas muy mal rodadas y montadas. Cómo una chavala nacida en el sur de la India llega a ser soldado del Emperador de Bizancio y guardaespaldas del Emperador de Roma, no nos lo explica la película. Habría sido demasiado para la cordura del espectador.
Total, que está tan cerca de la serie B y hay tal caradura en diálogos, trama y resolución de situaciones, que es como si te metieras en una máquina que te vuelve a hacer niño. De modo que, aunque la película no haya por dónde cogerla, ¿a quién no le gusta ser más joven?

No hay comentarios: