3/8/07

Deliciosa (Marta) rata

Brad Bird dirigió dos obras maestras de la animación: El gigante de hierro y Los Increíbles. Pues bien, ha vuelto a armarla con Rataouille.
El apartado técnico es de una calidad brutal, el guión está muy conseguido, los 110 minutos no pesan nada, etc. Es lo que tienen las obras maestras: te puedes poner a escribir sobre ellas y no paras.
De entre las muchísimas cosas buenas que tiene este peliculón comentaré la de Anton Ego, el crítico culinario que es figura del crítico de cine o de cualquier clase de crítico artístico. A través de él, encerrado en un despacho con forma de ataúd en vista cenital, denuncia la dureza con que el crítico puede comportarse en ocasiones ante lo malo, lo mediocre, los sinceros esfuerzos no bien traducidos. Pero también es consciente de lo que se espera del cine, sabe que los espectadores tienen el derecho de ser seducidos y que es lícito el reto que plantea con su última palabra:
-¡Sorpréndeme!
Y Brad Bird va y lo hace*.
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*Sospecho que el director ha tenido escondida, en algún bolsillo, una rata parlanchina e inteligente, una rata sabia que le ha indicado cómo debe rodarse tal comportamiento roedor o tal otro. Hay cosas que solo pueden explicarse así.

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