5/4/07

Pues sí, me gustó, ¿qué pasa?

Vayamos por partes para explicar mi sorprendente (el primer sorprendido soy yo) interés por Las vacaciones de Mr. Bean.
Por supuesto gran parte de su humor se basa en poner caretos, en tortazos de campeonato y en marranadas con la comida. Algunos gags no tienen gracia, otros tienen mucha. La secuencia del mercadillo es una genialidad. El homenaje a El guateque es muy flojito.
Pero si me gusta esta película es porque, además, tiene un humor sutil e inteligente, especialmente en el último tramo, momento en el que aprovecha para meter una puñalada trapera a la pedantería intelectualoide del Festival de Cannes. En la línea de lo que hizo Woody Allen en Un final made in Hollywood.
Willem Dafoe tiene un careto tan inconfundible como el de Rowan Atkinson. Pero si el de Rowan Atkinson tiene una gestualidad ingobernable, el de Willem Dafoe es lo que quizá se aproxima más a una piedra.
Verle flipando en colores con su película mientras el patio de butacas se duerme, tal como está contado todo, me pareció muy divertido. De verdad que no me lo esperaba de ese zarrapastroso egoísta, de ese descomunal estúpido que es Mr. Bean.
Y, además, nunca viene mal algo así para desengrasar.
Te la recomiendo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver, pasar, pasar casi nunca pasa nada. Pero como decía un profesor mío, la vida es limitada y ni siquiera he terminado de leer a Shakespeare

Individuo Kane dijo...

Estoy completamente de acuerdo con todas las afirmaciones del comentario, magnólico. Pero tienes que comprender que, a veces, uno necesita cosas ligeras, en especial si en el cerebro aún queda la pegajosa densidad de los fotografas de Lars von Trier.