5/2/07

Todos los hombres del Presidente

Sé de algunas personas tan adictas a El ala oeste de la Casa Blanca que se están trastornando. Llegan a perder la noción del mundo en que viven y llegan a creer que el Despacho Oval está ocupado por un tal Jed Bartlet/Martin Sheen. El nombre de George Bush comienza a difuminarse en su memoria. Llegar a la verdad significa descorrer una serie de velos que empañan la percepción de la realidad.
Me he iniciado en ella con satisfacción. En cuanto uno se hace con los nombres de los personajes pasan a hacerse familiares y resulta sencillo (y atractivo) seguir las historias de cada uno: la del señor Presidente (POTUS, Águila), la de la Primera Dama, la de CJ (Flamenco), Josh, Toby, Leo, Sam, Charlie, Donna, Mandy, Zoey (Mochila)...
A veces se acerca peligrosamente a la telenovela. Lo del noviazgo interracial entre Zoey y Charlie se convierte normalmente en algo demasiado irreal y perfecto para ofrecer al público justo lo que espera. Lo mismo se puede decir de los momentos en que los hombres del presidente se mezclan con la gente de la calle. Y creo que Martin Sheen es demasiado perfecto. Cuando se enfada, o se enfada con razón o está de broma. Y si se equivoca siempre rectifica. Cae siempre demasiado bien.
Hay que reconocerle el enorme esfuerzo de guión. La gente no para de hablar y, además, tiene que hacerlo con frecuencia en largos planos. Me gusta esa cámara que se mueve por los pasillos del ala oeste sin interrupción durante largo tiempo. Los personajes entran, salen, se van, otro se incorpora... En fin, que tras la cámara debe haber un jaleo auténticamente impresionante.
La ventaja de todo esto es que puede enganchar tanto al que busca una historieta con cierta base política como al que va a ver simplemente si CJ acepta una cita con Danny.
Total que me he enganchado a ella aunque yo no permitiré que la serie me trastorne. Eso sí, en las próximas elecciones votaré a Bartlet.
Bartlet for President.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mr. Bartlet, si no te importa