27/2/07

La vida de los otros

Me llama la atención lo poco libres que son las democracias últimamente. Tienen que ser los países que han salido de las dictaduras los que nos cuenten lo que pasó allí.
Me llama la atención lo poco libres que son los críticos últimamente. Mira que hay comentarios sobre esta película y casi nadie menciona que lo que sucedía en la República Democrática Alemana era una dictadura socialista o comunismo. Hablan de profecías orwellianas, de estados opresivos, de nacionalismos totalitarios. Como si en la película estuviesen hablando de una utopía, de un lugar imaginario, de una posibilidad. De una de esas teorías políticas que en realidad no pasan. Socialismo. Comunismo. Formas políticas de suprimir progresivamente la libertad. Socialismo. Comunismo. Papá Estado sabe lo que es bueno para ti. No pienses. No opines. ¿Por qué no dicen en las críticas que se están narrando hechos ocurridos en un país donde el socialismo logró su sueño, su ideal, el paraíso?
Quizá porque somos poco libres en las democracias últimamente.
Por otra parte, la foto es uno de los escasísimos momentos de humor en una película enormemente triste. El niño desenmascarando a un agente de la Stasi. En mi opinión no es una gran película. Está bien, ya iba siendo hora de que alguien empezara a hablar del terror socialista o comunista, tiene cierta intensidad... Pero que se lleve el Oscar a la mejor película extranjera solo significa que no ha sido un gran año de cine. Interesante desde el punto de vista del contenido, simplemente correcta desde el punto de vista cinematográfico.

22/2/07

Cartas desde Iwo Jima

La película no tiene la noqueadora contundencia de Million Dollar Baby o Mistyc River. Tampoco deja ese sabor a plátano verde que dejaban las anteriormente citadas. Está claro que Clint sabe otorgar a sus creaciones un algo especial. Porque mira que se han rodado películas de guerra y ni siquiera Spielberg conoce la fórmula para no repetirse.
Me gustó Banderas de nuestros padres pero no me entuasiasmó. Era una película yanqui, dirigida a yanquis y había demasiados clichés yanquis. Pero el señor Eastwood lo logra con Cartas desde Iwo Jima. Parece que, al saltar a Japón, hubiese adoptado algo de Kurosawa, de esa lánguida humanidad con que transcurren las vidas orientales.
He estado dándole vueltas al plano final. No sé si es un sol naciente o un sol poniente.

21/2/07

La máscara de cristal

Si has visto alguna película de la compañía Jim Henson, ya te puedes imaginar que el apartado estético se sale de lo normal. Además, el guión de La máscara de cristal, es de Neil Gaiman, escritor de novelas y guionista de cómics (cosas como The Sandman).
La disfruté mucho a ratos por su apartado visual. Curiosamente, el guión no es rompedor. Al contrario, sin ser explícito, adolece de cierto tono moralizante acerca de los deseos de independencia de la adolescencia y acerca de las madres posesivas. Niña y madre se encuentran en un universo alternativo y, además, duplicadas. No deja de ser una película infantil pero casi conseguí que J. la utilizara para dar clase a sus alumnos de la Escuela de Arte Dramático.
Merecería la pena sólo por esta frase:
-Si no llevas máscara, ¿cómo sabremos tu estado de ánimo? ¿Cómo sabremos si estás triste o alegre?

19/2/07

Maldición

Sabía que Mark Steven Johnson era experto en destrozar cómics ya fuese como guionista (Elektra) o como director (Daredevil). Pero lo de El motorista fantasma es el colmo. Me interesaba ver cómo se realizaba el pacto diabólico entre el motorista y el demonio Mefistófeles. La verdad es que Nicolas Cage ni firma pacto, ni da asentimiento, ni está de acuerdo con el demonio. Pero una gota de sangre cae en el documento y ya está: a seguir adelante. Si en unos momentos de la película los demonios no pueden entrar en lugar sagrado, en otros momentos sí. Si a veces la mirada del calavero no puede con uno de los demonios, otras veces sí. En fin, muchas incoherencias.
La verdad es que lo mejor de la peli es la moto con su jinete calavero. Tan buenos son los dos que te hacen olvidar que hay un actor llamado Nicolas Cage y una actriz llamada Eva Mendes.
Pero me pareció fatal, sobre todo, que la moto acudiera a los silbidos de Nicolas Cage como si fuese un caballo. Pobre moto, ¿no?

16/2/07

Kebab connection

La secuencia inicial promete que vas adentrarte en una nueva experiencia psicotrópica: peleas Matrix, sangre Tarantino, parodia de McDonalds...: artes marciales orientales realizadas por turcos inmigrantes en Alemania. ¿Quién da más?
Lo cierto es que la promesa se agota en sí misma. A los directores se les va la olla. La cosa queda en un agradecido intento con unos cuantos gags entretenidos que acaban por volverse aburridos cuando los estiran hasta el agotamiento.
Al mismo tiempo que el chico turco triunfa con su anuncio de kebabs, se entera de que su novia alemana está embarada. La película es una sucesión de (i)rreflexiones acerca de la paternidad. Surrealistas escenas de humor tratan de amenizar el metraje. Lo mejor: Nora Tschirner. La chica no necesita el histrionismo del resto de los intérpretes para expresar exactamente cómo se siente en cada momento. Por otra parte es el único personaje creíble, real y con un mínimo de sentido común.
El resultado habría quedado bastante maquillado si en la escena final se hubiesen esmerado en montar otra pelea Matrix-Tarantino-McDonalds.

15/2/07

Miss Potter

Es obvio que, una persona capaz de escribir la clase de literatura que escribía miss Potter, posee una visión del mundo absolutamente distinta a la del resto de los seres humanos normales. Hay que ser persona sencilla, ingenua, humilde y creer en la bondad de lo que te rodea. Sólo así puedes dibujar encantadores patitos, pececitos, ranitas, pajaritos, ratoncitos y, sobre todo, conejitos. Sólo así puedes escribir lo contentos que se pusieron todos los ratoncitos cuando descubrieron que hoy era día de limpiar la casa. Flipante.
Creo que Beatrix Potter es el personaje adecuado para que lo encarnase Renée Zellwegger: puede dar rienda suelta a todo su repertorio de mohínes, muecas y morritos. Y, aunque me parece buena interpretación, prefiero la de Emily Watson, con su ojos recién sacados de un cómic manga, siempre magnética e intesa.
Pese a lo dicho en el primer párrafo, si no eres diabético, la película es bastante digerible. Muy acaramelada y rebosante de cursilería, sí. Pero hay momentos, planos y situaciones con bastante estilo. Una persona normal y corriente la contemplara con graciosa tolerancia. Una pija de 12 o 13 años alucinará en colores y querrá que la conviertan en serie.

14/2/07

13 (tzameti)

Este peculiar juego mortal, variación más macabra aún de la ruleta rusa, es otro de esos ejemplos que citaba ayer: una buena idea realizada con un presupuesto tirando a escaso. Creo que a todo director novato deberían darle un montón de dinero para que hiciese su gran obra maestra. Y luego recortarle el presupuesto porque nunca hará nada mejor.
13 (tzameti) no la recomendaría a un público general: está filmada en blanco y negro y se nota su carácter amateur. En realidad la recomendaría sólo para sectores friquis. El actor principal es bastante malillo. Pero la película está bien fotografiada y, una vez llegados al núcleo de la trama, te mantiene en tensión pese a lo repetitivo. El final, no sé, supongo que contando lo mismo, se podrían haber encontrado soluciones más impactantes, expresivas, sorprendentes, ingeniosas... Quiero decir, que demasiado soso. Después de la violenta gratuidad con que la gente se dispensa balazos, el último disparo nos parece trivial.
Me sorprendió por momentos, pero me defraudó al comprobar que el director no sabía redondear la faena con razones adecuadas. A mí me la aconsejaron con lo que podríamos llamar fase promocional: Pégate un tiro.

13/2/07

Brick

Supongo que ocurre con frecuencia. Un novato tiene una idea. Por falta de medios, no la puede llevar a la práctica de modo inmediato. Así que madura esa buena idea y la convierte en algo aún mejor. Y, por fin, cuando tiene los medios, la lleva a término. Eso se nota en Brick. La trama, el guión, la planificación y el montaje se han pensado durante mucho tiempo. Diálogos telegráficos, escenografías decadentes, obsesiones. Es evidente que a Rian Johnson le falta experiencia y un mejor presupuesto para que las numerosas palizas que recibe Brendan duelan de verdad, para que los mamporros no se queden en amagos fantasmales.
Pero el guión es lo suficientemente adictivo como para pasarle por alto los defectos. Son casi dos horas. Y dos horas necesarias. No estiradas. Con muchos nombres, e interrogatorios y deducciones. Dos horas enrevesadas. Inevitablemente pensaremos que si Humphrey Bogart hubiese vivido en la actualidad, en ese instituto, se habría comportado así, con esos mismos vaqueros, con esa misma americana. Hay un aroma a literatura negra y a cine negro. En su vertiente más clásica.
Brick es Cosecha roja. Un detective se infiltra en la mafia y, sembrando cizaña, logra que los malos se maten entre sí. Brick es El halcón maltés. Humphrey, al final, pone a la femme fatale en su sitio sin dejarse seducir por sus encantos. Brick es Muerte entre las flores. No importa las palizas que te den; aunque estés lisiado sigue adelante.
En realidad habría sido un cóctel de otras muchas de no ser por ese detalle simple y rotundo: todo sucede en un instituto. A veces se les va la mano como en las secuencias en que la madre del jefe mafioso les pone leche y galletitas. Un toque Coen que no acaba de salir bien. Pero, por lo general, logra que el submundo turbio del crimen te alcance con su perversidad.
La chica asesinada, además, es Emilie de Ravin (la Claire de Lost).

5/2/07

Todos los hombres del Presidente

Sé de algunas personas tan adictas a El ala oeste de la Casa Blanca que se están trastornando. Llegan a perder la noción del mundo en que viven y llegan a creer que el Despacho Oval está ocupado por un tal Jed Bartlet/Martin Sheen. El nombre de George Bush comienza a difuminarse en su memoria. Llegar a la verdad significa descorrer una serie de velos que empañan la percepción de la realidad.
Me he iniciado en ella con satisfacción. En cuanto uno se hace con los nombres de los personajes pasan a hacerse familiares y resulta sencillo (y atractivo) seguir las historias de cada uno: la del señor Presidente (POTUS, Águila), la de la Primera Dama, la de CJ (Flamenco), Josh, Toby, Leo, Sam, Charlie, Donna, Mandy, Zoey (Mochila)...
A veces se acerca peligrosamente a la telenovela. Lo del noviazgo interracial entre Zoey y Charlie se convierte normalmente en algo demasiado irreal y perfecto para ofrecer al público justo lo que espera. Lo mismo se puede decir de los momentos en que los hombres del presidente se mezclan con la gente de la calle. Y creo que Martin Sheen es demasiado perfecto. Cuando se enfada, o se enfada con razón o está de broma. Y si se equivoca siempre rectifica. Cae siempre demasiado bien.
Hay que reconocerle el enorme esfuerzo de guión. La gente no para de hablar y, además, tiene que hacerlo con frecuencia en largos planos. Me gusta esa cámara que se mueve por los pasillos del ala oeste sin interrupción durante largo tiempo. Los personajes entran, salen, se van, otro se incorpora... En fin, que tras la cámara debe haber un jaleo auténticamente impresionante.
La ventaja de todo esto es que puede enganchar tanto al que busca una historieta con cierta base política como al que va a ver simplemente si CJ acepta una cita con Danny.
Total que me he enganchado a ella aunque yo no permitiré que la serie me trastorne. Eso sí, en las próximas elecciones votaré a Bartlet.
Bartlet for President.