24/9/06

Un toque diabólico

Vi de nuevo Sed de mal. Y después, varias veces, esos cinco minutos iniciales, ese alucinante plano-secuencia, ese hipnótico travelling, ese imposible movimiento sinuoso. Tras todo ello concluyes que, independientemente de lo que se opine de Orson Welles, era un verdadero genio. Es el año 1958 y realiza cosas que parecen milagros. Todavía hoy asombra ese travelling inicial. Pero no sólo el travelling. La trama es de una dureza y una angustia que siguen sorprendiendo. Los temas que toca debieron estremecer a los espectadores de la época. La forma de hablar sobre corrupción, droga y prostitución podrían haber sido de hoy. Corrupción en Miami no tiene nada que hacer a su lado. Orson Welles, Charlton Heston, Janet Leigh y Marlene Dietrich ponían los rostros ante una cámara que casi nunca está a la altura de los ojos de los actores: está arriba, abajo o en lugares desconcertantes. Claustrofóbico.

No hay comentarios: