3/7/06

Detrás de Kill Bill

Confío que nadie dude de las enormes cualidades de dirección que hay en Kill Bill. Críticos notorios han señalado que, sin embargo, es un ejercicio vacío, que detrás no hay nada. Es decir: contenido igual a cero. No es una opinión ociosa. Me lo he planteado muchas veces desde que vi la película. ¿Está contando algo Tarantino? Me lo planteo porque una película sin contenido, por mucha acción que haya, no suele gustar. La idea de venganza podría funcionar, pero sólo a un nivel superficial. La cuestión es ésta: nos parece genial que Beatrix Kiddo se dedique a cortar miembros descontroladamente. Incluso cuando diáloga con la niña después de haber matado a la madre nos parece estupendo, genial. Hemos decidido ponernos del lado de Beatrix y lo hacemos de modo incondicional. A un nivel más profundo, la venganza de Beatrix no es justa como podría serlo la de El conde de Montecristo por poner un ejemplo. No es justa porque es desproporcionada en hechos, decisiones e intensidad de la pasión. Por eso es fácil llegar a la conclusión de que una película en la que nos identificamos con una asesina tiene que poseer necesariamente un mensaje nulo. Me he quedado con una conclusión provisional. El mundo de Kill Bill es amoral. No es inmoral, ojo. Ni moral. Es amoral. Es un mundo nietzschiano: no hay moral, no hay actos buenos ni malos, todo es tan aséptico como el hospital en que Beatrix se recupera, como el restaurante oriental, como la sangre derramada. Pero ese ideal de Nietzsche, la belleza de la amoralidad, es imposible de sostener. Así que Tarantino ofrece la consecuencia lógica: en mundo sin moral sustituiríamos la ética por unas reglas de conducta, unos códigos de comportamiento, un protocolo de relaciones personales. Y si nos ponemos de parte de Beatrix es porque ella respeta esas reglas y vive conforme a ellas. Actúa del modo más cercano posible a una ética.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es buscarle tres pies al gato, en mi opinión. Es imposible tomarse en serio un código de conducta contra semejante escenario, sólo sería posible si Tarantino buscara que nos apiadáramos de los personajes como pasa en los mundos absurdos de Kafka... de hecho a mí me parece una salida de tono el rollo maternal que aparece en la segunda parte. No quieres ver más dimensiones de un personaje y que la peli se ponga seria. Quieres seguir divirtiéndote.
Si quieres consuélate buscando tres pies al gato, pero yo creo que Pulp Fiction y Kill Bill nos gustan porque son estéticas y divertidas. Si hay alguna idea en ellas, la única que se me ocurre es una vieja teoría periodística: el medio es el mensaje.

Individuo Kane dijo...

No está mal: lo pensaré

Anónimo dijo...

magnólico lo ha dicho todo. Estética.